Sunday, August 29, 2010

El Polaco


Y llegó el día, amigos. Llegó el día en que le rendimos humilde homenaje al (Strozza dixit) "Captain Beefheart del tango", al "Tom Waits de Saavedra", al entrerriano de la garganta con arena capaz de emitir una de las voces más especiales del tango, una voz única, rasposa, gravísima e inconfundible. El tipo cuya imagen, desde su marquesina, te recibe alegre cada vez que se ingresa desde la provincia a su barrio adoptivo, fue responsable de legarnos un sinnúmero de piezas maestras, versiones increíbles, erigiéndose como una figura fundamental en la historia de la música de nuestro país.

El Polaco Roberto Emilio Goyeneche fue, claro, un tipo humilde que laburó como tachero y colectivero antes de transformarse en el cantor de Buenos Aires que todos recordamos. La postal memorable que me viene a la mente cada vez que se lo nombra forma parte del relato de un amigo, vecino de Saavedra: cuando era pibe, El Polaco lo invitaba a su casa a comer naranjas y mirar La pantera rosa. Quizás esta conforme otra de las razones para pensarlo como el hombre de barrio que supo ser, el fanático enloquecido del Club Atlético Platense.

Desde sus inicios con Raúl Kaplún, pasando por su constitución como la voz de la orquesta de Aníbal Troilo hasta la colaboración con el quinteto de Ástor Piazzolla, El Polaco marcó territorio: con su inigualable estilo, esa forma de relatar con pasión, de "decir" la poesía musical, de trovar y gesticular desgarrándose y desgarrando todo a su paso, se convirtió en una de los personajes más míticos de nuestra cultura criolla.

No podemos no amarlo.

Tres clásicos, para recordarlo e indagar todo el fin de semana en su discografía.

"Naranjo en flor"



"La última curda"



"Che bandoneón"




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Autor: Yamila Trautman.

Fuente: Revista Rolling Stone de Argentina.

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