Thursday, August 12, 2010

Heredera sin bendición

La MTV la nominó para 13 premios. Ella, mientras, se tira arriba de su público para que la toquen y la adoren como una deidad. Lejos de los grandes supuestos, una combinación novedosa de talento y provocación. 


Hace unos días, en el famoso y prestigioso festival de Lollapalooza (Chicago, Estados Unidos), ella se tiró, apenas tapada con una transparencia, al público. Al darse cuenta que no la tocaban lo suficiente (por más que la vitoree a morir al público la inhiben las estrellas), ella, que estaba de espaldas, se dio media vuelta y para sentir más y mejor manos y bocas sobre sus pechos y su pubis de chicos y chicas. Uno que no lo puede creer, en vez de poner su cara de lleno en el pubis de Lady Gaga y tomarla con fuerza de la cola, mira a cámara. Cosas del mega show de las mega estrellas.

Hacía tres años, Gaga, apenas Lady, se había presentado allí sin pena ni gloria. De hecho era una chica más. Pero sobre todo Madonna, la reina del pop y de su showbusiness, dominaba el reino ante la deserción de una Britney Spears atravesada (y herida) por la vida. No había señas en el horizonte de que alguien pudiera competirle. Y si había competencia, la falta de resistencia de Britney demostraba que el asunto sería más complicado de lo que parecía a simple vista.

Pero Gaga se hizo Lady. Y con un disco de gran producción en 2009, y de sugerente título (The Fame Monster), llegó a todos los rincones del mundo. Porque siempre hace falta un buen disco. Al menos uno. Aunque Gaga también sorprendió con su álbum debut, The Fame. Para el mundo del pop, claro, música por lo general afecta a escalar rápidamente a los primeros puestos del ranking. The Fame Monster era bastante más. Y amplió sus fronteras.

Así que en esta edición, la excéntrica cantante, como la denominan algunos disfrazando de recato su mojigatería, fue invitada nuevamente a Lollapalooza. Y arengó a su público: "Eres una maldita superestrella. Naciste así". Ella es un fiel ejemplo. El tema es que el universo no tiene lugar (si es que eso existe en el universo) para tantas superestrellas. Así que elige a algunas, a unas cuantas las manda a ser sólo estrellas, y a la mayoría directamente las estrella: hay que producir materia para seguir funcionando.

Por lo tanto Stefani Joanne Angelina Germanotta (de origen italiano, igual que Madonna, aunque con un nombre de pila más), nacida en Nueva York el 28 de marzo de 1986 (y del signo de Aries, todo fuego, según dicen), hizo carrera para ser una superestrella.

Madonna, como todos los que se ponen a predecir, lo hacen según supuestos de su propia época. Así, resultaba difícil presagiar un futuro tan creativo como alocado para una niña que tuvo sus padres juntos en toda su infancia, no fue maltratada, aprendió a tocar el piano a los cinco años, estudió en una escuela católica donde se destacaba por su aplicación; en síntesis: era medio nerd, al decir general. "Se burlaban de mí porque era muy excéntrica o provocativa, así que mi autoestima empezó a bajar -recordó Gaga al comenzar a confeccionar públicamente su biografía, la que, según había enseñado muy bien Madonna, debía aportar a la construcción del mito- . No encajaba con mis compañeros, me sentía como un bicho raro". No era para menos si la niña ya a los 13 era capaz de componer una balada, y a los 14 participaba en pequeños conciertos nocturnos. Menos aún si a los 17 ingresaba, antes de la edad requerida, a la Escuela de Arte de la Universidad de Nueva York. "Me decían Big Boobs McGee por mis senos (fue una de las últimas veces que usó esa palabra en una entrevista para referirse a sus tetas), porque era algo desarrollada. En ese momento yo era más pesada que ahora. Los maestros eran injustos conmigo, me prohibían usar faldas cortas, pero sí se lo permitían a niñas más delgadas que yo, que hacían alarde de sus piernas. Me gustaba usar camisas de corte bajo y los profesores me decían que no podía. Mientras apuntaba hacia otra joven que llevaba puesto lo mismo, ellos me decían: ‘Bueno, ella se ve diferente'. No era justo". Pobre Gaga. La venganza sería terrible.

En la escuela de arte estudió música, mejoró como compositora investigando y haciendo ensayos sobre distintos temas del arte, la religión y la política, y abandonó la escuela.

Vinieron las colaboraciones con el gran hiphopero Akon, el vertiginoso camino a la fama de la mano de la provocación, el consumo de drogas (algunas más promocionadas que reales, como corresponde a una superestrella) y las 13 nominaciones a los premios MTV, a los que anunció que no asistirá. Seguramente lo hará y levantará más polvareda. Una lo suficientemente grande como para terminar de atragantar a Madonna. Bastante por envidia, pero mucho más porque no fue a quien había pensado como heredera.

Por Jorge Belaunzarán.

Fuente: ElArgentino.com/Foto: Archivo.

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