Monday, August 9, 2010

Búsqueda constante.

Adrian Belew El ex guitarrista de King Crimson dio un show original y contundente.

POWER TRIO BELEW EN GUITARRA, JULIE SLICK (BAJO) Y MARCO MINNEMANN (BATERÍA).

Adrian Belew tocó con Frank Zappa y David Bowie. Integró Talking Heads y fue cómplice necesario de Robert Fripp en la segunda etapa de King Crimson. Sin embargo, no trabaja de vieja gloria del rock, como demostró en una presentación porteña que poco tuvo que ver con la nostalgia o con el regodeo condescendiente con los éxitos de ayer.

Cuando se quedó a solas en el escenario para interpretar su tema "Drive", empezó a quedar clara cuál es la búsqueda actual del guitarrista estadounidense. En medio de la composición, Belew desarrolló una versión propia de "Within you, without you", compuesta para George Harrison para "Sgt. Pepper" y una de las canciones menos recorridas de los Beatles. La elección marca un rumbo: recomenzar desde el lugar más inesperado una historia, como la del rock, que siempre está reescribiéndose y no siempre de la mejor manera.

Obviamente, su plataforma de lanzamiento es King Crimson. No sólo porque pronuncia el nombre del grupo casi como una contraseña al comienzo del recital, por haber elegido dos temas crimsonianos como bises ("Three of a perfect pair" y "Thela Hun Ginjeet"), o por la contundente versión de "Dinosaur", del álbum "Thrak". Sino porque la banda liderada por Fripp fue el más autoexigente intento por no entregarse a ninguna forma externa a lo que exige la música. No casualmente, uno de sus discos se llama "Discipline". 

Pero cuando Fripp parece haberse dedicado a otros proyectos, como sus multitudinarias convocatorias de guitarristas o sus discos ambient con Brian Eno, Belew sigue firme en el territorio del rock.

Para ello cuenta con un tremendo power trio que completan la sorprendente Julie Slick en un incansable bajo lleno de matices y Marco Minnemann, un baterista alemán que, pese a ser una máquina rítmica, no transpira en ningún momento. Se les notan las horas de ensayo y escenario, las necesarias para que todo aquello que ha sido previamente pensado suene nuevo y espontáneo.

Belew tiene claro su proyecto y no se baja nunca de una determinada atmósfera rítmica que no cede a supuestos equilibrios. No hay en la poco más de hora y media de recital lugar para baladas o temas fáciles. La lección aprendida en Crimson es que el lirismo no es necesariamente pacífico, que se puede ser sentimental sin bajar la intensidad.

A esta altura de su carrera, la guitarra parece no tener secretos para Belew, aunque pareciera estar siempre pidiéndole un sonido más, un matiz diferente. Aunque nunca cae en el exhibicionismo ni en las escalas a velocidad supersónicas de tantos guitarristas, no deja de sorprender la variedad de sonidos que extrae de su instrumento y que incluyen distorsiones, un uso inteligente del wah-wah, la combinación incesante de los pedales y de sonidos pregrabados. Incluso hay lugar para algún efecto humorístico, como pasar la toalla por las cuerdas luego de secarse la transpiración. A eso suma una voz acostumbrada a cantar en ese clima de altos decibeles.

En medio de la acústica poco convencional del Samsung Studio y ante 400 personas que empezaron entusiastas y terminaron al borde de la fascinación, Belew demostró que el rock sigue siendo un universo abierto y con mucho qué decir.


Fuente: clarín.com/Foto: Archivo Clarín.

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