Sunday, July 25, 2010

Fiesta en el patio de la casa.

Petrona Martínez celebró un encuentro porteño con la música colombiana.    


Recital de Petrona Martínez   
Presentación de su disco "Las penas alegres". 
La Trastienda, Balcarce 460. 
El jueves, en La Trastienda.  
Nuestra opinión: muy bueno

"¡Echale candela Petrona!", gritaba un porteño desaforado, en medio del éxtasis que le provocaba el infatigable galope rítmico del bullerengue en sus variadas formas. Era casi el final de la noche y en La Trastienda todo parecía arder como en una fogata de San Juan. Con su falsete agudo y caribeño, la matrona de la música colombiana Petrona Martínez imponía el baile desenfrenado con esos ritmos de chalupa, merengue, porró, fandango y otros sones tradicionales de su región. 

Ella repetía como loops esa coplas sencillas de la vida cotidiana en el Caribe y bailaba moviéndose con pequeños pasos y suaves golpes de cadera, que acompañaban las tamboras afro y las gaitas indígenas. Los músicos disfrazados con máscaras de carnaval, otros con trajes del folklore regional y el resto reivindicando la ascendencia afro, con torso y pies desnudos, danzaban alrededor de Petrona, que no paraba de cantar y parecía infatigable a sus 71 años. 

Como escenografía, apenas una mecedora, donde se sentará para escuchar cómo se luce Joselina, heredera natural (tomará su lugar sólo cuando su madre parta) y una de las dos hijas que conforman su combo fiestero, que completan tres tamborileros (alegre, llamador y grave); dos gaiteros, que a su vez hacen palmas y maracas; y las dos respondonas, que repiten las estrofas que lidera Petrona. 

La base de tambores a veces suena con la marcha de un drum´bass orgánico y sólo baja los pulsos para sumarse a la cadenciosa alegría de Petrona, o esa especie de llanto exorcisador de los cantos de labores, que acompañan a las mujeres en la soledad del llano. 

Su último disco Las penas alegres , que repasa con habilidad promocional, es un colorido recorrido por la influencia afro de la región costera de Colombia: "El cangrejito" (una canción tradicional que cantan a capella con su hija Joselina), "Mi mamá que me parió", "Yo no lo sé", "La Petronita Martínez" o el incendiario bullerengue "Las penas alegres", que obliga al baile indiscriminado. 

El bullerengue, un género ancestral que heredó de sus mayores, tiene todos los rastros de autenticidad de una música regional. En su registro agudo y penetrante se encierra el fuego de una música que parece perseguir en el pulso de los tambores, el rastro de los primeros afrodescendientes que pisaron la costa colombiana. 

La voz de Petrona recorre siglos de esa música. Por eso, sobre el escenario suena plantada y sencillamente pueblerina, como si estuviera en el patio de su casa o en medio de una fiesta en la región de Palenquito.

Por Gabriel Plaza

Escucha a Petrona Martinez haciendo "La vida vale la pena" y conoce un poquito más de esta artista colombiana.


Fuente: lanacion.com/Foto: Archivo LA NACIÓN/Video: YouTube

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