Friday, July 30, 2010

El chisme modelo 2010

Intrusos (America). El conductor lleva diez años al frente de “Intrusos”, y a esta altura, se ha convertido él mismo en una celebridad: eso es parte del atractivo del programa. 

La realidad puso a la TV chimentera ante una alternativa de hierro: reinventarse o de-saparecer. Fruto de las transformaciones del comportamiento social y el auge de las nuevas tecnologías, los ciclos de chismes están mutando para seguir en carrera. Atrás quedaron los viejos tiempos en los que Lucho Avilés atrapaba la atención de la audiencia contando indiscreciones de la celebridades. Escuchadas con oídos contemporáneos, la mayoría de aquellas infidencias suenan como un juego de niños.

Ocurre que el límite entre lo público y lo privado se ha ido corriendo: gran parte de las conductas que antes la gente preservaba en el recoleto universo de su intimidad ahora, las comparte. Ayer nomás, famosos y desconocidos ocultaban o intentaban ocultar los escarceos amorosos sin libreta de matrimonio, esos que ahora rebautizaron como touch and go y admiten con naturalidad en charlas de amigos o en los medios, según se trate de amantes célebres o ignotos. Las enfermedades, las intervenciones quirúrgicas y los tratamientos psicológicos supieron protegerse bajo el inviolable cono del secreto médico; ahora los pacientes comparten sus dolencias con quien quiera escucharlos y discuten sus síntomas en los foros de Internet. Y ni que hablar del sexo: los antiguos secretos de alcoba pasaron a integrar la agenda de la conversación; más aún, hay quienes acostumbran a grabarse manteniendo relaciones sexuales para luego subir el video a Internet. Así, el chisme televisado -que, como todo chisme, se basa en la curiosidad por conocer lo que el Otro pretende ocultar- fue perdiendo terreno: ¿Cómo atraer a las grandes audiencias contando naderías que los propios interesados están dispuestos a admitir sin siquiera sonrojarse? Imposible, o casi.

Para mayor complicación, los reality shows, nacidos a finales de los ‘90 con la idea de exhibir en la TV al vecino de la puerta de al lado, no tardaron en convocar a ricos y famosos. ¿Qué chisme de esas estrellas podría despertar el interés del público cuando ya las ha visto lavándose los dientes y depilándose las axilas? Ninguno, o casi.

Del autor al lector

En eso estaba la TV chimentera cuando Internet metió la cola, y complicó todavía más su existencia. Las celebridades que necesitaban imperiosamente de los agentes de prensa para promocionar sus actividades o desmentir los rumores que corrían sobre ellas empezaron a comunicarle al público lo que ellas quieren y cuando quieren. ¿Cómo lo hacen? Con la sencilla receta de crear sus sitios oficiales en la web y difundir allí lo que les place.

Ricky Martin es un caso emblemático: el día que decidió contarle al mundo que es homosexual, evitó las opciones tradicionales, es decir, venderle la primicia a algún medio de la llamada prensa amarilla, o conceder un reportaje de tono intimista a algún medio considerado prestigioso. Ricky, en cambio, tomó por el atajo virtual: escribió un texto, lo publicó en su sitio web, y al instante, el mundo entero se dio por notificado. La TV chimentera de todo el planeta se quedó con las ganas de la primicia. Y, encima, Ricky Martin no está solo: cada vez son más los astros, las estrellas fugaces y hasta los famosos principiantes que se expresan en la web.

En la Argentina, éramos pocos ...

En el mundo globalizado, ése es el complejo escenario en el que tienen que desenvolverse actualmente los programas de chismes. Pero a los ciclos argentinos se les sumó, además, una competencia inesperada: desde 2006, cuando incorporó el segmento “Bailando por un sueño”, ShowMatch (El Trece, lunes, martes, jueves y viernes a las 22.30) es una usina de dimes y diretes entre celebridades o aspirantes a tales.

Había que ingeniárselas en el horario de la tarde para seducir a los amantes del cotilleo después de las peleas entre famosos o las confesiones de intimidades, protagonizadas en el espacio de Marcelo Tinelli, y evocadas y debatidas en los ciclos matutinos y, en ocasiones, hasta en los noticieros …

Lejos de rendirse, la TV chimentera demostró tener buena cintura: se adaptó al nuevo terreno y hasta ahora sigue dando batalla con muy buenos resultados en materia de rating. La pregunta del millón es cómo lo hacen. La respuesta se encuentra en la pantalla donde despliegan diariamente las estrategias del cambio.

A saber:

No lo cuentes, mostralo. Esa parece ser la regla de oro en los ciclos de chismes modelo 2010. Ya no basta mirar a cámara y decir que una famosa está embarazada: hay que tenerla a ella en el piso mostrando su ecografía en 3D. Hoy rinde más generar polémicas en vivo entre famosos que entregarse al cotilleo de conductor y panelista como si se tratara de vecinas a la hora del té. Porque resulta que hasta los vecindarios sofisticaron la manera de chusmear: hoy el barrio, es la web; la vereda de casa, Facebook y Twitter; y las maledicencias ya no van de boca a oído sino del teclado al ciberespacio, la vidriera del siglo XXI.

Avenida de doble mano. Jorge Rial lleva diez años al frente de "Intrusos"(América, lunes a viernes a las 15.30). La experiencia le indicó que ante una fábrica de escándalos tan productiva y exitosa como la de ShowMatch, lo mejor era incorporar la de algún modo a los contenidos de su programa. Así, Rial tomó esa arcilla, y la moldeó a su manera: debatiendo sobre lo sucedido en el ciclo de Tinelli y saliendo a buscar réplicas y contrarréplicas; algo parecido a lo que hacen los programas de radio con los políticos cuando los cruzan a discutir sobre las noticias.

Por un carril semejante se encaminó Viviana Canosa en su ciclo Los profesionales de siempre, que este año pasó a llamarse Viviana Canosa (Canal 9, lunes a viernes a las 17). Así, terminaron construyendo una avenida de doble mano: hoy por hoy, abundan las ocasiones en las que los participantes de “Bailando …” se echan en cara en la pista de ShowMatch “lo que vos dijiste en lo de Rial”, “lo que me contestaste en lo de Canosa”. 

Viviana canosa (Canal 9).Este año, decidió ponerle al ciclo que conduce en Canal 9 su nombre y apellido: “Viviana Canosa”. Antes, era “Los profesionales de siempre”, pero Canosa también pasó a ser una integrante de la farándula.

Conductores estelares. Cada uno a su manera, Jorge Rial y Viviana Canosa se fueron estelarizando. En el pasado, los conductores de ciclos de chimentos eran gente más o menos temida o apreciada por los integrantes de la farándula, pero no formaban parte de ella. Ahora, un cambio de look de Canosa da que hablar a las revistas y las radios. A Jorge Rial, los medios le dan el tratamiento que le dispensan a los famosos. Son los nuevos códigos de la comunicación: chefs, conductores, peluqueros, diseñadores y deportistas, apenas se destacan en lo suyo, son elevados al olimpo de las celebridades domésticas.

El reality consentido. Hoy, "Infama" (América, lunes a viernes a las 18) cumple dos años al aire. Conducido por Santiago del Moro, el ciclo llegó a la emisora para cubrir por un breve lapso un hueco de la grilla. Pero no sólo consiguió permanecer sino que se ha posicionado como uno de los ciclos más vistos de la emisora. El formato fue definiéndose por la vía del ensayo-error. Al principio, buscó mostrar “el lado B de los famosos”: una cámara los sorprendía en situaciones cotidianas. Por caso, una actriz llegando al teatro con su rostro libre de maquillaje o un actor comprando calabaza en la verdulería.

Los famosos lo miraron con recelo: temían que terminara pareciéndose demasiado al despiadado ciclo TMZ on TV de la televisión estadounidense. Entonces, Infama se convirtió en “el reality show de los famosos”: en vez de colarse en la vida de las celebridades por la ventana indiscreta, llamó amablemente a las puertas de sus casas. La farándula los dejó entrar, y se prestó al juego: exhibieron en vivo y en directo, sus cocinas, sus dormitorios y hasta el interior de sus placares; mostraron el backstage de sus obras; dejaron ver el contenido de sus carteras. Luego, se sumó un panel. Entre los cambios, el toque de humor no se perdió nunca. 

Humor, divino tesoro. Conducido por Beto Casella, Bendita (Canal 9, lunes a viernes a las 21) se estructura como un mix entre el chisme, elhumor y los archivos. En clave de solfa, un panel discute en la tele sobre lo que se ha visto en la misma tele, apoyando sus dichos en una serie de videos editados para divertir. La fórmula funciona: ya lleva al aire cinco temporadas.

Si no puedes contra la web, únete a ella. Ya casi no es posible hacer televisión sin ofrecerle al público la alternativa de seguir en contacto vía web. La TV chimentera lo entendió rápido y bien: los programas crearon sus propios sitios, abrieron blogs, sus conductores participan activamente en las redes sociales. Jorge Rial fue más lejos: llevó a Twitter la práctica televisiva de las rifas y anunció que sortearía un teléfono celular entre los tantos seguidores. 

Los tiempos cambian; la forma de chusmear por TV, también. Pero algo permanece: la curiosidad por espiar la vida ajena es igual que en la época de los rumores de palacios. En fin, somos humanos.«


Fuente: clarín.com/Foto: Archivo Clarín 

No comments:

Post a Comment