Monday, December 13, 2010

Festival por los DDHH: juremos con gloria vivir

Charly García, Calle 13, Vicentico y muchos más se presentaron ante una Plaza de Mayo repleta.


Estaba claro que el Festival por la Democracia y los Derechos Humanos -concretado anoche después de la suspensión del viernes- sería algo más que diez horas de música. En el acto masivo de la Plaza (120 mil personas según la organización), artistas y público reunieron, una vez más, el retorno del sueño setentista, la militancia K pura y la moderación de los que sólo están para algunas batallas. De la cumbia al tango electrónico, del folclore al reggaetón, el megashow conformó a casi todos. Aunque el perfil proselitista resultó demasiado explícito, Gustavo Santaolalla, Vicentico, Calle 13 y Charly hicieron bailar al soberano hasta la una de la madrugada del lunes.

Fue la tercera celebración por este día desde la asunción de Cristina (hace precisamente tres años) y sin duda la más difícil. A los duraderos efectos de la muerte de Néstor se había sumado la guerra de pobres contra pobres del Parque Indoamericano, que dejó a los gobiernos nacional y porteño como incómodos espectadores. Todo enmarcado en la particular relación del kirchnerismo con los Derechos Humanos. Justa bandera durante siete años -la batalla del sentido común contra los genocidas está ganada-, esa política no supo evitar las impunes desapariciones de Julio López y Luciano Arruga ni las tragedias de Mariano Ferreyra, los aborígenes formoseños y los ocupantes de Soldati, trasfondo de algo más grande que ellos: mafia sindical, xenofobia, crisis habitacional.

Con el aire así de cargado empezó el Festival que la lluvia había frustrado. "Sobre todo en este contexto, el show va a refrescar la necesidad de respetar la paz y los Derechos Humanos", adelantaba a RS Geraldine Keczeli, de la Unidad Bicentenario. Fiel al eclecticismo de aquella celebración, el show arrancó a las 3, con un mix que incluyó a Pier (!), César Isella y el sexteto Matamoros. La choripaneada se mezclaba con el pan relleno, las columnas piqueteras con las parejas hippie chic. En el centro del agite, La Cámpora y otros Jóvenes K. El frente de la Rosada se transformó en una pantalla multifunción y otras seis a los costados de la Plaza demostraron respeto a un público que no necesitó apiñarse contra un escenario lejano. En el debe quedaron acoples furtivos y audios filtrados para todos.

Eva, Evo y Hebe

La media tarde fue nac & pop. Con Fena y Leo García al mando, los Músicos con Cristina (representantes de un colectivo de 1800 personas) hicieron "Zona de promesas" para Cerati y resignificaron de nuevo aquello de que al final hay recompensa. Después, Leo propuso una delicada relectura de "Juntos a la par". Antes de sus temas, ya bastante elocuentes, Copani arengó con prefacios filosos: "Los indios vamos a echar a los milicos cuando se ponga en funcionamiento la Ley de medios", "Hay una sola cosa de este Gobierno que detesto: ¡el Vicepresidente!". En el instante en que Elisa Carrió lanzaba su candidatura en Recoleta, el trovador cristinista terminaba su miniset con un "¡viva Eva, viva Evo y viva Hebe!", Clase K coronó todo con un par de "cumbias sociales". El cantante con casaca del Eternéstor pidió el regreso de la gloriosa JP y reflotó la idea de que "el cambio recién empieza". Abajo, tímidas palmas.
Enseguida volvió la vieja guardia: Teresa Parodi, Víctor Heredia y León Gieco, para recordar que todavía cantamos. Siguieron Kevin Johansen (invitó a la mexicana Ely Guerra para "Logo"), Fernán Mirás con la definición de Bertolt Brecht sobre los hombres imprescindibles y un Leo Sbaraglia de gesto adusto y gafas walshianas, que con la "Carta abierta de un escritor a la Junta Militar" recordó que el terror se basa en la incomunicación. El universo K seguía dando muestras de su desconcertante equilibrio de fuerzas. Carteles del Congreso Extraordinario del Partido Comunista clamaban "Hasta la victoria siempre, compañero Néstor". Arriba, Carla Conte leía a Paco Urondo. Los intervalos repetían con insistencia los logros de la gestión. Entre la poética reflexiva de Emiliano Brancciari y su potente sección de vientos, también pasó No Te Va Gustar.


Santaolalla, otro kirchnerista paladar negro, saltó al escenario a las 8 y media. Cantó con Jaime Torres "De Ushuaia a La Quiaca". Muy cerca de los músicos, Estela de Carlotto se paró y contagió la ovación, multiplicada cuando León se sumó para "Pensar en nada". A tono con las noticias, el doble ganador del Oscar recordó que los Derechos Humanos también se tratan de vivienda y trabajo para todos. Hubo furia retro con "Ando rodando" y distensión bucólica con "Mañanas campestres".

Póker para todos 


Vicentinco fue, quizá, el punto más alto del Festival. Arrancó con una sobria versión de "Se despierta la ciudad" y las manos en el bolsillo, hasta electrificar el set con "Solo un momento". La apuesta ideológica subió en "Las manos" (con desfile de imágenes de Madres y Abuelas) y el medley para la hinchada con la reivindicación guevarista de "Hasta siempre". En el preámbulo de una irresistible "Tiburón", el ex Cadillac alertó que el poder acechante "ahora se afeitó", mientras Mauricio miraba por TV. El final fue con "Los caminos de la vida", uno de los grandes crossovers de la noche.

Veinte minutos después, Bajofondo ofreció su acostumbrado despliegue físico-musical: acordeones estirados sobre la cabeza, loops disparados a los saltos, fraseos de hip hop en francés. Exaltadísimo, Santaolalla invitaba a un pogo que no terminó de prender. Fue la confirmación de un talento y una extrañeza bienvenidos por un público abierto, que aplaudió con respeto cada canción de un set de 45 minutos. No sabemos cómo se baila, pero sí cómo se toca el tango en 2010. En "El mareo", la voz de Cerati surcó la noche con magia y sentimiento.

Antes de Calle 13, un breve video sobre los pueblos originarios (sin voz) y un discurso del militante gay Alex Freyre volvieron a recordar los derechos de los humanos más postergados. De reciente -y algo bizarra- participación en 678, el combo portorriqueño estuvo a tono con su público: políticamente incorrecto, representante de una clase media libre y joven que suele pensar en la pobreza. Pasadas las once y media, abrió con "No hay nadie como tú" y un coro de miles. Como en la última portada de RS, René Pérez usó su torso de pizarrón. "Tierra, pan y trabajo" fue la frase elegida. No conforme con eso, se dio vuelta para mirar a la Rosada y mostrarle a la gente su espalda intervenida: "Justicia para Mariano Ferreyra, tobas y Villa Soldati". Abajo, las chicas detonaban el baile y los chicos se eclipsaban con Ileana Cabra. La hermana del Residente no es una belleza clásica, pero domina el escenario con quiebres de cadera hipnóticos y una seguridad que desmiente sus 21 añitos. El dueto con René es arrollador: atractivos, atléticos, complementarios. En "Vamo' a portarnos mal", Residente pidió coros efusivos, "como si nos vinimos". Y antes de "Me voy pa'l norte" abandonó toda demagogia para recordar cómo funciona la inmigración: "A ustedes les gusta que los reciban bien en cualquier parte del mundo". En la previa de "Calma Pueblo" lanzó otro desafío: "No tienen que comprar mi disco, lo pueden bajar si quieren". El final llegó con "Fiesta de locos" y la Plaza ya estaba hecha.


Charly salió a las 12.30 clavadas, con una extraña máscara multicolor. El comienzo presagiaba tormenta. "Qué lindo sería escucharme", se quejaba al piano. Un día antes, en el parque O'Higgins de Chile (que festejaba su Bicentenario) había lanzado un "¡Sonidista, te voy a matar!" Pero el Charly clean es más resistente a la adversidad. La intro de "Operación densa" se transformó en un "Demoliendo hoteles" que desató baile, pogo y banderazo. En "Cerca de la Revolución" pasó lo que tenía que pasar: el Negro García López atronó Casa de Gobierno con ese riff y el pogo fue completo. En una "cumbre del rock del azar", León y Santaolalla revivieron a "El fantasma de Canterville"."Coronados de gloria vivamos... ¡O juremos con gloria vivir!". Una declaración de principios y un recordatorio: Ni olvido ni perdón, en los '70 y en los 2000 también. Muy emocionado, Charly les confesaba su amor. Como no podía ser de otra manera, el cierre llegó con Parera, López y Planes, y una variación a tono:

Por Pablo Corso 

Fuente: Revista Rolling Stone de Argentina.
Fotos: DYN
Videos: YouTube/Canal de chrisintoxicado17.

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