Saturday, March 13, 2010

LA RECETA PERFECTA

Franz Ferdinand en el Luna Park.

Los escoceses regresaron a la Argentina después de cuatro años; crónica y fotos.


Riffs tarareables......300 gramos
Hits radiales......6 unidades
Lala-lás......una cucharada sopera
Elegancia británica......a gusto
Beats bailables......400 gramos
Virtuosismo......cantidad necesaria 

Franz Ferdinand conoce la receta. Alex Kapranos, como todo buen chef aficionado y degustador entrenado, conoce el procedimiento y también sabe que, para ser efectiva, toda receta necesita de un ingrediente secreto. 

En su segunda visita a la Argentina y su segundo show en el Luna Park, Franz Ferdinand supo saciar por segunda vez a ocho mil personas. No hubo entrada para este menú que fue directo al plato principal. La tríada "Bite Hard", "The Dark of The Matinée" y "Do You Want To" marcó la tendencia de todo el setlist: un recorrido up-tempo, repleto de golpes de efecto, a través los mejores temas de los tres discos del cuarteto. Kapranos, como anfitrión perfecto -pocas palabras, mucha presencia y esa voz-, lideró este banquete musical que recurrió mucho al hit-bailable (no faltaron "Take Me Out" ni el himno de Tonight, "Ulysses", con el guitarrista Nick McCarthy en sintetizadores) pero que también hizo uso de toda su artillería rockera y post-punk: beats marcados, melodías densas y oscuras (con "Michael" como ejemplo principal).
Quedó claro, con todo el estadio coreando sus lalás, gritando sus estribillos y tarareando sus riffs, que la clave de la saciedad en realidad reside del otro lado: más ávido de satisfacción, más propenso esté el público a nutrirse con estos sonidos, más probabilidades de éxito. Y el Luna Park, a pesar de sus defectos (no hay necesidad de explicar que ningún recital ahí termina de convencer a nivel técnico, ¿no?), demostró esa actitud. Hubo muchos "yeah, yeah", "oh, oh, oh" y "eh, eh", pautados desde arriba pero retroalimentados desde abajo del escenario.
En el comienzo, "Van Tango" representó el momento más funky -con McCarthy acompañando en la voz-; hacia el final, el más downtempo fue "Jacqueline" -en versión slow, Kapranos solito con su guitarra- pero antes, "Outsiders" había sacado de los esquemas a todos cuando la batería de Paul Thomson fue desmembrada y llevada hacia el frente del escenario para que los cuatro integrantes, armados con sus respectivas baquetas, se unieran en un increíble solo de percusión. De postre: dos infalibles. "This Fire" (piromanía bailable: "I'm gonna burn this city") más "Lucid Dreams", con su extendido, hipnótico y sónico solo de sintes. La digestión ya estaba asegurada, el promedio de duración de la saciedad, no. 


Por Yamila Trautman 
Fotos: Leo Liberman


Fuente: Revista Rolling Stone de Argentina.

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