Wednesday, October 13, 2010

De cómo empezamos a amar a Nick Drake


So I´ll leave the ways that are making me be
What I really don´t want to be 

Hay cosas -y personas, sentimientos y acontecimientos- imposibles de aprehender; cosas efímeras, coyunturales; cosas que pasan, tocan y siguen su curso; cosas que apenas rozan y ni siquiera dejan su marca. Cosas insignificantes. Cositas. 

En las antípodas está Nick Drake. 

El poeta de la voz única. 

El trovador taciturno; el trovador errante, el trovador triste. 

No hay vuelta atrás. Se pierde el registro del día en que llega, porque viene con la certeza de que se quedará para siempre: la melancolía, esa sensación de desgarro placentero, el surco insondable trazado por las cuerdas duras en paradójica sincronía con la anestesia generada por las otras, las de carne, las responsables de la suavidad de su voz. No hay vuelta atrás. A pesar de su prematura desaparición (ni siquiera llegó a ser parte del "Club de los 27", el 25 de noviembre de 1974 tenía 26), su magia trascendió y trasciende: sus tres discos de estudio y todos los compilados y ediciones post-mortem canalizan la esencia de su personalidad en cada canción. Y te mueven y te conmueven todo. 

Porque abundan los falsos Drakes pero nunca nadie podrá igualarlo, nunca. Y porque hay que festejar la edición nacional de sus tres álbumes gracias a Universal (como dijo Sucubo en su momento: conseguir estas maravillas a treinta y pico de pesos debe ser considerado un logro) y su acertada mención cuando hablamos sobre canciones para llorar: coronar una semana sensible, introspectiva. 

Now we rise
And we are everywhere

Tres al azar:

"Magic": 
 
"Parasite": 

 
"Saturday Sun": 

Autor: Yamila Trautman.

Fuente: Revista Rolling Stone de Argentina.
Videos: YouTube.

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