Thursday, October 14, 2010

Un asesino bajo los efectos del Valium

Se suponía que “El ocaso de un asesino”, la última película de George Clooney, iba a ser una de acción, al mejor estilo Jason Bourne. Pero, por desgracia para el film, resultó algo mucho más “artístico”. 


Los críticos morían por ver “El ocaso de un asesino”, la película que se estrena en la Argentina este jueves 14 (“The American”, se llama en EE. UU.). El tráiler prometía una película a lo Jason Bourne, bombardeándonos con imágenes donde Clooney dobla a mil por hora en las curvas de las rutas europeas, y le dispara a todo lo que se atraviesa en su camino. Pero así es como se inflan y se venden los más grandes fiascos. Al final, todo gira alrededor de la publicidad: “El ocaso...” tira más para el lado del cine arte. Es la historia de un asesino a sueldo que se convierte en objetivo, y se refugia en un pintoresco pueblo de Italia. Sería más bien un Jason Bourne bajo los efectos del Valium.

George Clooney suele mostrar distintas facetas con sus personajes, pero esta treta publicitaria no es la forma más honesta de enganchar a los fans del George hollywoo-dense , el que hace esas películas ostentosas, tipo
“La Gran Estafa”. Aun así, no está nada mal para los fans del George más artístico, aquel que logra que una película como “Amor sin escalas” tenga su buena audiencia. “El ocaso...” no intenta ser más que una historia con algunas escenas inesperadas y una trama intrincada que se basa en el suspenso y la paranoia, y no tanto en las persecuciones de autos y tiroteos. El problema es que aun en su intento de inclinarse para un lado más artístico, la historia es una decepción desde mucho antes de que termine.

Clooney encara su papel más oscuro hasta hoy, en la piel de este asesino profesional, conocido como Jack. Las primeras imágenes muestran puro tiroteo en medio de Suecia, donde Jack logra escaparse de los enemigos que ni él reconoce. Su jefe -
un misterioso hombre con canas- lo envía a esconderse en un pueblito en la montaña en Abruzzo, donde le asignan un encargo menos peligroso: diseñar un arma para una sensual asesina a sueldo. Esto, básicamente, es toda la trama.

Jack pasa gran parte de su tiempo diseñando el arma, teniendo en cuenta hasta el más meticuloso detalle. El director, Anton Corbijn, logra crear algunos momentos tensos a partir del aislamiento y miedo que vive el personaje: cualquiera podría querer matarlo. El director, más conocido por filmar videoclips y la película
“Control”, sobre la banda Joy Division, da un vuelco en su carrera y crea tensión a partir del silencio. Casi ni hay banda sonora en el filme, más bien silencios eternos que se agudizan cuando Jack trabaja o cuando se sienta solo en un bar. Una de las escenas más atrapantes ocurre en el bosque, donde Jack y su cliente prueban el arma mientras que se vive un clima de paranoia total. Lo único que uno puede preguntarse es quién va a disparar primero.

Pero tampoco podemos olvidarnos de los clichés que dominan el relato. Jack visita a una prostituta y... ¿
tengo que aclarar que es hermosa y que lo escucha, y que él se enamora? Obviamente, nuestro actor siente que este es el momento ideal para jubilarse y dejar de matar gente para llegar a fin de mes.

El peligro está cada vez más cerca y el rostro de Clooney se torna tenso y lúgubre, un look dramático y aun así, estático. Por lo general, este actor no se estanca en un solo personaje.


En el cine, muchas malas actuaciones se salvan gracias a la edición: habría que preguntarse si acá pasó lo contrario. Corbijn empezó como fotógrafo, un estilo de estética que se respira en
“El ocaso...”; pero llega un punto en que lo inmóvil se hace demasiado inmóvil en la pantalla grande. Hay que admitir que el pueblito italiano es precioso y -es cierto- ver a George Clooney en primer plano no está para nada mal.

Al fin y al cabo, la película trata más que nada de su presencia. Llevó más de una década en filmarse, la mayor parte antes de que apareciera George. Si otro actor hubiera sido el protagonista, podría haber sido una película aún más chica y rezagada del cine independiente. O tal vez ni la habrían filmado.


Uno de los puntos más atractivos de la carrera de Clooney es que siempre se arriesga; de modo que uno nunca sabe con qué papel nos va a sorprender. Pero
“El ocaso...” es un ejemplo perfecto de esos momentos en los que alguien tendría que decirle: “Buen intento, George”. 

Por Caryn James

Fuente: Revista Newsweek Argentina/ElArgentino.Com
Foto: Archivo.

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