Según una encuesta realizada en Gran Bretaña, la gente que descarga canciones de forma ilegal de Internet es también la que más compra música, ya sea en disquerías online o tradicionales. Estudios como estos hay varios, pero este tiene una particular relevancia ya que, en aquel país, estaría pronta a aprobarse una norma que corta la conexión a la web de aquellos usuarios que ignoren las advertencias y sigan compartiendo material online.
Se trata de una medida retrógrada con la que la industria discográfica intenta frenar el file sharing atacando a sus principales consumidores. Basta ver los números: aquellos que admiten descargar temas ilegalmente gastan un promedio de 77 libras al año en música, 33 libras más que los que dijeron que nunca habían bajado nada. Es decir, un 75 por ciento más.
Por el volumen de música que bajo y la cantidad de guita que gasto en compactos yo debería, en este escenario, estar sin Internet, preso y quebrado económicamente. Pero esto es algo que no comprenden entidades como la British Phonographic Industry y otras similares: que los que más intercambiamos música somos los que más interesados en ella estamos, en las canciones, en la historia de los músicos, en su merchandising, en su "ecosistema artístico" (por definirlo de alguna manera) y que el sharing es una herramienta de promoción (para el artista) y descubrimiento (para el usuario).
Como ya dije el nuevo modelo de negocios de la industria musical es comprender que cada artista tiene su modelo de negocios. No pasa por bajarle el switch de la banda ancha a los clientes. Entendiendo esto, ¿quiénes son los que están desconectados (de la realidad) y presos (de la obsolescencia)?
Vía: The Independent UK
Autor: Maximiliano PoterFuente. Rolling Stone Argentina... Gracias Totales a ellos por el aporte... CGCRecordingSA®
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