Friday, November 13, 2009

NIRVANA

Paraíso e infierno

Estrella: Kurt Cobain tiene su propia iglesia de fieles. 
En el escenario, era pura potencia.

Este fin de año habrá nuevo material de la banda de Kurt Cobain. Pero puede que la noticia no sea bien recibida por todos los fans.

Cuando un repertorio llega a ser tan conocido, y lamentablemente tan reducido, como el de Nirvana -tres discos de estudio, una colección de grabaciones inéditas, algunas recopilaciones inconsistentes de demos, y múltiples conciertos en vivo que repiten la mayoría de esas canciones una y otra vez-, los seguidores del grupo tienden a desarrollar un fanatismo que raya en lo religioso. En 2009, la Iglesia de Kurt Cobain expresó su rotunda oposición a que se utilice la imagen del cantante de Nirvana como uno de los personajes de la nueva versión del videojuego Guitar Hero, que permite a los jugadores tocar sus canciones preferidas “encarnando” a diferentes estrellas de rock. Y Kurt no sería un personaje cualquiera, sino uno “desbloqueado”, es decir, que se puede usar para tocar canciones que no sean de Nirvana. “Es una locura”, dijeron desde Pitchfork, un influyente sitio web que marca tendencias en el ámbito musical. La gente del sitio agregó: “Lo bueno es que Kurt Cobain no se puede volver a pegar un tiro”.

Pero lo más interesante, complicado y potencialmente problemático es la decisión de Universal de editar un concierto ampliamente difundido mediante copias pirata: el famoso recital de Nirvana en el festival de Reading, en Inglaterra, en 1992. Durante el año siguiente al éxito del álbum “Nevermind”, la vida de Cobain cambió considerablemente. La prensa se alimentaba de los incontables rumores sobre abuso de drogas que generaba su matrimonio con Courtney Love y, para fin de año, la salud de Cobain ya era tema de debate público. En Reading, Cobain sorprendió a la audiencia (y a la prensa) al ingresar al escenario en una silla de ruedas con una peluca y una bata de hospital. Luego, cantó débilmente una línea de la canción “The Rose”, de Amanda McBroom, y fingió desplomarse en el escenario. Después de que Cobain se levantó, la banda deslumbró a la audiencia con una actuación incendiaria que duró 94 minutos, durante los que tocaron casi todas sus canciones. El show se convirtió en una leyenda; tanto la revista Rolling Stone como la prensa británica publicaron reseñas del concierto.

Y el espectáculo no escatimó en particularidades.  Harto de la popularidad de su megaéxito “Smells Like Teen Spirit”, Cobain empezó a cantar la canción en tono burlón con la letra de la popular canción “More Than a Feeling”, del grupo Boston, antes de cantar el clásico de la banda en serio (los acordes que se usan en ambas canciones son parecidos pero no iguales). Cobain también contradijo a Dave Grohl, baterista de la banda (hoy líder de Foo Fighters), quien había negado los rumores de que ésa sería la última presentación del grupo. Después, dio marcha atrás y dijo que estaba bromeando.

Si bien el nuevo DVD del concierto de Reading editado por Universal incluye eso y mucho más, es raro que en la versión en CD (que se vende por separado o en una versión deluxe junto con el DVD) se hayan eliminado esos momentos. Otra cosa que falta en el CD es el emotivo tributo que Cobain dedicó a su esposa antes de cantar “All Apologies”. Es cierto que el factor económico influye: el concierto duró más de una hora y media, y en un CD común entran sólo 80 minutos. En la versión de Universal en CD tampoco está el cover de “Love Buzz”, uno de los primeros temas de Nirvana. Pero la versión en CD incluye 78 minutos de música, está claro que había lugar en el disco para incluir algunos de los comentarios de Kurt entre tema y tema.

Más allá de esos detalles técnicos, lo cierto es que las eliminaciones también afectan el ritmo y el tono del concierto en general.

En la versión en DVD, vemos que Kurt se va abruptamente del escenario entre canción y canción para cambiar de guitarra, sin decirle ni una sola palabra a la audiencia y abandonando a sus compañeros, que llenan el vacío con chistes incómodos.

En la versión en CD, en cambio, la banda pasa rápida y eficientemente de un éxito a otro, dando la impresión de que todo estaba más que bien. Pero la realidad es que es Kurt no estaba del todo feliz de estar en Reading y tocar para una multitud tan grande. En la nota de suicidio que escribió no tanto tiempo después, se arrepentía de no poder disfrutar en serio cuando tocaba frente a mucha gente.

Si bien no puedo decir que soy “practicante” de la Iglesia de Kurt, me parece que meter mano en lo que fue un registro histórico de lo que pasó es más problemático que el escándalo virtual de Guitar Hero. Una mirada rápida a la cultura estadounidense, caracterizada por las pocas restricciones legales cuando se trata de remixes de material, nos demuestra que hay una marcada (y a veces elogiada) tendencia a mostrar a Cobain en nuevos contextos, cueste lo que cueste. Pero si la intención es recurrir a la nostalgia cada Navidad con material nuevo de Nirvana “para verdaderos fanáticos” -si pretenden alimentar el deseo latente de escuchar más de Cobain con material que podría considerarse innecesario-, ¿por qué decidieron dejar algunas partes en la sala de edición? Que nos den todo, sin cortes ni ediciones, o que no nos den nada.

Ésa es la filosofía que adoptó Sub Pop -la primera discográfica de Nirvana- cuando decidió remasterizar y relanzar el primer disco independiente de la banda, “Bleach”, que también salió a la venta, la semana pasada. El disco, lanzado en 1989, fue famoso porque el productor Jack Endino realizó la grabación con sólo US$ 600. El bajo costo se debió, en parte, a que la banda regrabó sobre versiones descartadas para ahorrar cinta (¡lo que era la década analógica de los ochenta!). Eso significa que esta edición celebrando el 20º aniversario no tiene nada de material descartado que sacar a la luz. Por eso, Sub Pop desenterró un show en vivo inédito de cuando Nirvana aún no era una banda mundialmente famosa y le pidió a Endino que remasterizara el concierto para venderlo como material adicional junto con el nuevo lanzamiento de “Bleach”. El show en cuestión es un concierto de media hora que la banda dio en un club en Oregon, Estados Unidos, en 1990. Chad Channing, no Dave Grohl, estaba a cargo de la batería en esa época: su estilo sencillo y entusiasta va perfecto con el tono íntimo del concierto.

En resumen, es un material encantador que cualquier fan de Nirvana va a saber apreciar, ya que incluye una extraña versión en vivo de “Dive”, entre otras rarezas. No deja de ser un documento más de la banda, pero los nostálgicos se alegrarán de tenerlo a mano cuando se acuerden de lo mucho que extrañan a Cobain y su grupo.


Por Seth Colter Walls

Fuente: Revista Newsweek... Gracia Totales a ellos por el aporte. CGCRecordingSA®

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