Jack Johnson: To The Sea.
Jack Johnson, sus melodias soleadas de guitarra acústica, su tenor de fumón y su vibra indefectiblemente positiva son como una piña colada con sombrilla de papel: ya lo experimentaste, y aunque es un poco cursi, es difícil que lo detestes.
Su momento más alto bien puede haber sido el excelente cover de "We're Going to Be Friends" de los White Stripes que hizo en Sing-A-Longs and Lullabies, el soundtrack de la película infantil Curious George: en él desactivó la tensión y el filo sexual de la versión original, pero puso en su lugar mucha onda galán de salón de juegos, lo cual hizo que saliera bien. (La vibra positiva también se da en su vida personal: es un discreto activista que graba discos en estudios alimentados con energía solar y a menudo dona las ganancias de sus giras)
El desafío para el suave rockero hawaiano ha sido hacer música de adultos, apta para la vida después de las vacaciones en la playa.
Su primer intento fue con Sleep Through the Static (2008), pero asuntos como la guerra, el miedo, el odio y la pena sonaban incongruentes y poco convincentes.
En To the Sea, el surfer y cineasta de 35 años sigue venciendo miedos adultos.
Pero esta vez grabó un disco existencial de chill-out que suena sustancioso e incluso a veces arriesgado, sin sonar forzado.
"You and Your Heart" abre el álbum con un acústico riff funky y las piezas se agregan de a una: una línea de guitarra más irregular y eléctrica de lo que uno esperaría de Johnson; un ritmo de batería ligeramente enérgico; algo de puntuación de piano; y, luego, su voz, que le canta a una chica enojada a la que intenta transformar en amante.
En "No Good with Faces" canta sobre una triste melodía y parece al borde del abatimiento, "perdido" y "demasiado cansado como para intentarlo", pero se recupera en el estribillo.
Las dos logran una profundidad emocional nueva en Johnson, aunque son tan pegadizas como los temas de Curious George.
Lo mismo pasa con "At or with Me", que alivia una racha de paranoia con un retorcido solo de guitarra de ocho compases y periódicas exclamaciones del tipo "¡ah, nena, pero qué buenos zapatos!".
El tema más notable, "From the Clouds", podría ser la canción arquetípica de Jack Johnson. Acordes secos de guitarra eléctrica que rodean un ritmo suelto de batería; después aparecen una línea de bajo y un piano staccato al viejo estilo rock-steady jamaiquino, y Johnson le hace señas a una "cosita linda" para que vaya con él a la estratósfera, donde ambos pueden estar a salvo, y así mirar un mundo hecho mierda mientras cultivan su amor y juegan al "doble solitario".
El ritmo es delicioso; si Johnson le llegara a robar a Trey Anastasio, tendríamos a la banda más melódica del planeta.
A veces uno desearía que aparezca algo que le sacuda esa eterna "onda margarita" a Johnson. Pero es cierto que los placeres fáciles son difíciles de rechazar.
Hay un momento en To the Sea, al principio de "The Upsetter", en el que la guitarra y la batería sugieren un cover de "Sympathy for the Devil", lo cual estaría muy bien.
Pero en vez de eso se convierte en un ritmo isleño que se va rebotando, no hacia el infierno sino hacia un atardecer en la isla, con un estribillo centrado en la frase "no te preocupes más", que -a veces- no es para nada un mal consejo.
Por Will Hermes.
Fuente: Revista Rolling Stone de Argentina
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