Por la espiral descendiente.
Nine Inch Nails y nuestro Random de cada viernes.
Acá dicen: "Ese hype de los noventa". Y yo digo: "Nah". Porque, bueno, si así fuera, entonces yo sería una suerte de enferma involucionada que se aferra a un pasado pisado e intenta reivindicarlo, darle vigencia, hoy. Y no lo soy, ni un poco, no.
Nine Inch Nails no es "Ese hype de los noventa", y más allá de los artilugios retóricos a los que pueda recurrir para sostenerlo, tengo un montón de argumentos fácticos, reales, que lo justifican. El más fuerte, es un hecho concreto: hace poco menos de dos años, en el Pepsi Music 2008, Nine Inch Nails fue responsable de uno de los shows más potentes y voladores de peluca a nivel musical y también visual de todos los tiempos (quizás exageré un poquito, OK).
Y, más allá de los datos objetivos, lo que importa (?) es que a mí Nine Inch Nails, o Trent Reznor, siempre me partió el cerebro. Con todas sus facetas, desde la más oscura, densa y crudamente industrial hasta la más electrónica y digerible, capaz de musicalizar(me) cualquier estado de ánimo. A través de sus letras también, obvio. Esa tendencia a la herejía (que "God is Dead" ya lo sabíamos, pero está bueno cuando alguien lo anuncia con un grito desgarrador), a la negación violenta o el cuestionamiento de lo establecido, a la oscuridad por el mero placer de la oscuridad en sí misma.
Bueno, dos temas random: "Only" de With Teeth (2005), una negación conceptual y algo esquizofrénica de la existencia del "otro", que representó sin dudas uno de los mejores momentos de aquel recital, con esa pantalla que traducía los movimientos de Reznor y los convertía en imagen; y "March of the Pigs" de The Downward Spiral (1994), para empezar el fin de semana así, rompiendo todo.
Este:
Y luego este:
Nine Inch Nails no es "Ese hype de los noventa", y más allá de los artilugios retóricos a los que pueda recurrir para sostenerlo, tengo un montón de argumentos fácticos, reales, que lo justifican. El más fuerte, es un hecho concreto: hace poco menos de dos años, en el Pepsi Music 2008, Nine Inch Nails fue responsable de uno de los shows más potentes y voladores de peluca a nivel musical y también visual de todos los tiempos (quizás exageré un poquito, OK).
Y, más allá de los datos objetivos, lo que importa (?) es que a mí Nine Inch Nails, o Trent Reznor, siempre me partió el cerebro. Con todas sus facetas, desde la más oscura, densa y crudamente industrial hasta la más electrónica y digerible, capaz de musicalizar(me) cualquier estado de ánimo. A través de sus letras también, obvio. Esa tendencia a la herejía (que "God is Dead" ya lo sabíamos, pero está bueno cuando alguien lo anuncia con un grito desgarrador), a la negación violenta o el cuestionamiento de lo establecido, a la oscuridad por el mero placer de la oscuridad en sí misma.
Bueno, dos temas random: "Only" de With Teeth (2005), una negación conceptual y algo esquizofrénica de la existencia del "otro", que representó sin dudas uno de los mejores momentos de aquel recital, con esa pantalla que traducía los movimientos de Reznor y los convertía en imagen; y "March of the Pigs" de The Downward Spiral (1994), para empezar el fin de semana así, rompiendo todo.
Este:
Y luego este:
Autor: Yamila Trautman.
Publicado en Hot Tracks
Fuente: Revista Rolling Stone de Argentina
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